Warren Buffett es famoso por su austeridad y su desprecio por las dinastías construidas sobre el dólar. El célebre inversor reside en la misma casa desde hace casi 60 años, y sus hijos y nietos hace tiempo que aprendieron a no anticipar demasiado de su fortuna, estimada en 120.000 millones de dólares.
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Según un artículo de ABC News de 2006, Susan Buffett reveló en «Good Morning America» que pidió a Warren Buffett un préstamo de 41.000 dólares para reformar su cocina después de dar a luz, a lo que el consejero delegado de Berkshire Hathaway supuestamente respondió: «Ve al banco y hazlo como todo el mundo».
Según Forbes, Buffett ha donado más de 51.000 millones de dólares a organizaciones benéficas y tiene previsto regalar más del 99% de su fortuna. Sin embargo, no cree en las riquezas heredadas y no desea dejar a su familia una fortuna considerable, y sus seguidores parecen estar adoptando su enfoque para crear y dispersar la riqueza.
Un enfoque diferente para crear riqueza generacional con voluntad propia
Uno de los acontecimientos financieros más esperados es la carta anual de Warren Buffett a sus accionistas de Berkshire Hathaway, y está claro por qué si se tienen en cuenta sus resultados.
Según la carta de 2023, el valor de mercado de las acciones de Berkshire Hathaway por acción aumentó un 3.787.464% entre 1964 y 2022, en comparación con el crecimiento del 24.708% del S&P 500.
Sin embargo, la idea clave de Buffett este año no tenía nada que ver con superar a la bolsa. La clave para crear riqueza generacional es la mentalidad y la forma de ahorrar.
Riqueza heredada gracias a la mentalidad de «ahorrar una vez, ahorrar siempre
Buffett no se adhiere a la estrategia de ahorro convencional de acumular unos ahorros mientras se trabaja con la esperanza de sobrevivir a la jubilación y dejar algo a los herederos.
En la carta a los accionistas de 2023 afirmaba que «una creencia común es que la gente opta por ahorrar cuando es joven, esperando así mantener su nivel de vida tras la jubilación». Esta noción afirma que cualquier activo que se deje tras el fallecimiento se entregará normalmente a la familia del difunto o, en algunos casos, a amigos y organizaciones benéficas.
Buffett y un porcentaje cada vez mayor de sus accionistas piensan que tratar el ahorro como un esfuerzo para toda la vida es la clave para crear verdadera riqueza.
Hemos tenido experiencias diferentes, escribió. Creemos que la mayoría de los titulares individuales de Berkshire entran en la categoría de «una vez ahorrador, siempre ahorrador».
Buffett tiene actualmente 92 años, es decir, 30 años después de la edad de acceso a la Seguridad Social. Si dejaran de ahorrar y empezaran a gastar al llegar a la edad de jubilación, a los no multimillonarios medios que tienen la suerte de vivir mucho no les quedaría mucho dinero para dejar a sus hijos.
¿Ayudar a unos pocos herederos con una herencia o ayudar al mundo mediante la filantropía?
Buffett se desvía aún más de las expectativas de la clase multimillonaria con su creencia en transmitir el dinero a las generaciones futuras. Muchas personas que entraron en la lista de multimillonarios de Forbes lo hicieron por sus apellidos, pero los hijos de Buffett tendrán que trabajar para hacerse un hueco en el club de los tres comas.
Siempre se ha opuesto abiertamente a la injusticia y se le atribuye la frase: «Debes dejar a tus hijos lo suficiente para que puedan hacer cualquier cosa, pero no lo suficiente para que no puedan hacer nada».
Sus accionistas empiezan a comprender que considera que un mundo mejor es un legado mucho más noble que unos herederos ricos.
En su carta anual afirma que «aunque estas personas viven bien, acaban destinando la mayor parte de sus fondos a organizaciones benéficas». Éstas, a su vez, redistribuyen el dinero mediante compras destinadas a mejorar la vida de otras personas sin relación con el contribuyente original. En ocasiones, los resultados han sido notables. El uso del dinero revela la naturaleza humana. Charlie [Munger] y yo disfrutamos viendo cuánto dinero generado por Berkshire se distribuye para el bien público, así como cuán raramente nuestros accionistas eligen formar dinastías e invertir en activos «mírame».
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